Muchas veces podemos evitar gastar dinero en comprar ciertos productos ya que, siempre tendremos una solución rápida y sencilla en los trucos caseros. Hoy vamos a ver algunos de ellos para poder blanquear nuestros dientes y mantenerlos más tiempo perfectos.
Una de las formas más comunes y por tanto, más conocidas es usar un poco de bicarbonato con la pasta de dientes habitual. Solo se recomienda un par de veces al día, pero pronto se ven los efectos.
Además, el bicarbonato se puede usar de varias maneras y obtener el mismo fin, por ejemplo, aplicado con unas gotas de zumo de limón, pero hay que tener cuidado, ya que éste último reseca un poco nuestras piezas dentales. Es eficaz, pero no para un uso continuado.
Parece que otro de los trucos más aconsejables para acabar con los dientes amarillos es cepillarlos con levadura de cerveza y añadirle un poco de sal. Se formará una pasta y con ella, cepillaremos los dientes.
En mi casa siempre se comentaba que la piel interna de ciertas frutas ayudaba a nuestro propósito, por ejemplo la de la naranja o plátano. Diariamente podremos repetirlo para ver el progreso.
Otro de los remedios más usados es el agua oxigenada, pero hay que tener mucho cuidado con ella. De vez en cuando y nunca todos los días, podremos hacer enjuagues con ella, pero teniendo más remedios saludables, yo opto por ellos dejando este un poco más apartado.
De todas maneras, debes de cuidar minuciosamente tu dentadura porque puede acarrear problemas mayores y si ninguno de los anteriores te convencen, entonces visita a tu dentista.
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